15 de marzo de 2010

Una vieja fotografía

Una curiosidad es lo que os traigo hoy. Una fruslería para pasar el rato. Una foto de esas que la mandas a “Cuarto Milenio” y te hacen un comentario enjundioso diciendo chorradas. Pues el caso es que, al acabar la carrera, me fui de viaje de estudios a Praga. Era el año 1984 y entonces estaba de moda cruzar al otro lado del telón de acero para ver las maravillas de aquel sistema político… Y no digo más. Pasé unos días inolvidables y siempre he deseado volver, aunque ya sé que nunca será lo mismo. Era bastante más joven entonces y eso ya es irrecuperable. Todo nuevo para mí, también irrecuperable. Las cervecerías que yo viví, el tranvía, el barrio judío, el castillo, pasear en barca por un río mítico, cruzar el puente Carlos al atardecer, las iglesias llenas de gente rezando al unísono y con una afinación casi perfecta, el hotel modernista de la plaza Wenceslao, la Casa de Rusia, las cristalerías donde nada podíamos comprar, los huevos de pascua pintados, la plaza vieja, aquella noche de ópera, los edredones… Nada podrá ser igual, pero qué más da. Volveré un día de estos y me gustará tanto como entonces. Seguro.


Tenía entonces una máquina de aquellas de carrete que no daba buen resultado, pero que me ayudaba a recordar. Hice todas las fotografías que pude y al regresar las estaba revelando cuando, de pronto, vi algo en la esquina de un negativo que me llamó la atención. Una casualidad que me mantuvo fascinado durante un tiempo y que aún hoy revive en mi memoria cuando de imágenes raras o inexplicables se trata. Como comprenderéis, no es el reloj astronómico de Praga lo que quiero enseñaros; es el pelo de esa mujer que estaba allí y que a veces pienso que es algo más que pelo. Una tontuna, ya lo sé, pero creo que si la dejo aquí conseguiré que alguien me diga: “Eso mismo me pasó a mí una vez que…” A ver si ya se me olvida de una vez esta chorrada! Os pongo el detalle en negativo, porque así fue como me saltó a los ojos en el cuarto oscuro.

¿Dónde está Wally?

5 comentarios:

Mameluco dijo...

Esto da más miedo que una psicofonía del siempre enigmático Iker Casillas, digo, Jiménez.

Praga para mi siempre será la tierra de Sveckj, del Golem y de Kafka. Y mire que no he ido nunca, jajaja...

Saludos desde la nave del misterioso mameluquino.

M.M. Clares dijo...

Pues escápate en cuanto encuentres tres euros sueltos y el tiempo te lo permita. Es un viaje casi tan imprescindible como el de Roma, pero a otra escala. Una ciudad manejable, muy cómoda para el tránsito a pie y a una escala que te permite disfrutar sin límites de cuanto hay. El idioma no es precisamente un problema, porque allí hay tal cantidad de gente llegada de todas partes, que al final acabas por entenderte con alguien.

Y un consejo: no aceptes que alguien te fastidie el viaje con consejos. Esa ciudad es una experiencia interna.

Saludos

Leandro dijo...

Cuarto, cuarto, cuarto, cuarto... milenio

M.M. Clares dijo...

Tiene gracia el jodío para pillarlas vuelo.

Leandro dijo...

Mucha, mucha, aunque esté mal decirlo en un foro de este nivel