17 de marzo de 2010

La crisis que nos corroe



A veces me doy una vuelta por internet para buscar información sobre asuntos que están en el candelero, y este cartelillo de arriba –he quitado la procedencia y la lista de actos- me ha gustado por el desparpajo orto/gráfico con el que está hecho. Los hay más agresivos y decididos, pero este “hand made” me ha llegado al alma por lo que tiene de verdadero. Y visto que esta crisis es un tema universal y tomando inspiración en lo que nos comenta Mameluco en su blog, me he dispuesto yo a agregar algo de mi cosecha. La crítica de Mameluco iba directa contra esa campaña que acaba de sacarse ¿el gobierno? de la manga para devolver confianza y optimismo a la población. La habrán oído, seguro: estoloarreglamosentretodos.org. Pues venía a concluir esa crítica, o por lo menos yo lo entendí así, que ya nadie se cree nada que provenga de la clase política y que, además, habría que hacer una contracampaña que se llamase estodeberíanarreglarlolosquelojodieron.com. Bromas aparte, cada vez que veo algo así me empeño en darle la vuelta para convencerme de que siempre hay otras razones que asisten a los aparentemente bienintencionados. ¿Por qué hemos tenido que llegar a una situación tan insólita como la que pretende esa campaña? ¿Está todo tan rematadamente mal que no hay posibilidad de sacar la cabeza por algún lado?

Pues este jaleo en el que estamos metidos tiene, según yo lo veo y sin obviar el desastre del paro, dos componentes bien trabados y ya antiguos. El primero lo puso Zapatero, negando una crisis que todos reconocíamos como tal. Se usaron sinónimos, circunloquios estúpidos y mil y una excusas para, al final, decir que el origen de nuestros males, que ya eran los propios de una crisis en regla, no era la nefasta planificación económica del gobierno, sino unos desaprensivos financieros norteamericanos que nos habían engañado malamente. Y sí que hay algo de verdad en eso, pero peor era la fragilidad de nuestro modelo productivo que había puesto en los ladrillos toda su esperanza.

El segundo componente lo había aportado mucho antes Rajoy. La crisis de confianza, que finalmente encontró el caldo de cultivo idóneo en la situación económica, la venía sembrado el Partido Popular desde que Zapatero y los suyos dieron las primeras muestras de debilidad –y no política, precisamente, sino mental-. Un líder tan poco carismático cometiendo torpezas por aquí y por allá, daba pie a desconfiar del gobierno. Y no faltaban más que las chapuzas del AVE, las cacerías del otro, las tontunas de la de más allá y Elena Salgado, la que se empeñó en que dejásemos de fumar y que ahora no parará hasta que nos quede lo justo para vivir sin otra alegría que la de estar vivos. Y la gripe. Y la conjunción planetaria. Y… Razones tiene el PP para hacer críticas en muchos sentidos, pero la forma, ese fondo único de llegar al poder a cualquier precio, y las personas –sobre todo éstas-, lo pierden.

Es obligación de la oposición decir que ellos lo harían mejor, faltaría más. Pero de eso a no aportar ni una idea que valga la pena, de eso a la descalificación personal porque sí, a la mentira mendaz, a no aclararse con las políticas autonómicas, al abucheo y la bronca parlamentarias, o a la llamada a la rebelión, por ejemplo, media un abismo que en política se termina pagando. Pero mientras llega la factura, el daño ya está hecho, y no sólo en el partido contrario sino en la misma sociedad. El PP ha sembrado y siembre discordia y desconfianza social sin que se den razones de peso para fundamentar un discurso que ha terminado por ser demagógico, repetitivo y bastante nocivo. De la crisis saldremos mucho antes de lo que pensamos, pero de la desconfianza generalizada en que estamos instalados no nos libraremos hasta que reconozcamos y señalemos a aquellos que, en todo tiempo, tienen como única dedicación la siembra de cizaña. Hoy se les ve a la legua, porque mientras a sus compañeros de filas se los come la corrupción e inventan censuras judiciales y de prensa para intentar paliar cualquier atisbo delictivo, ellos se dedican al baile de salón en el Congreso zapateando, gritando y envolviéndose en una retórica tan vacía como agresiva.

5 comentarios:

Mameluco dijo...

Querido M.M. la campaña estolodeberíanarreglarlosquelajodieron.com si que existe (en Facebook).

Los políticos son como niños peleándose por un caramelo. Todos, aviso, todos, que no me digan que hay algunos que no quieren golosinas porque mienten.

Los que nos han metido en esta crisis tienen nombres, apellidos y cuentas bancarias (en sus propias entidades, cabría decir). Hipotecar a la gente en bonanza, para después seguir chupando de los parados, porque los trabajos terminan, pero las hipotecas son eteeeeeeeeernas. Los promotores y constructores que asfaltan el terruño (a usted que le voy a contar si es de Murcia). El mal intrínseco aquí y en Pekín (y no estoy siendo incongruente)es lo que dice el cartel: que lo pague el capital. Pero ellos no van a pagar una mierda. Esa mierda que nos vamos a comer nosotros entera.

Y sabe lo pero, amigo Muñoz Clares... que yo no le veo solución alguna. Zapatero se cree sus propias fantasías como el del traje nuevo del Emperador. Rajoy es un convidado de piedra en el PP, cada vez más ultraderechizado y liberal. Esperanza Aguirre será algún día nuestra dictadora democrática y los de Intereconomía controlarán su vida y la mía. La de todos.
Espero ser mal pitoniso, pero es que yo no veo esperanza ninguna (solo a la imbécil esa).

M.M. Clares dijo...

Como soy casi nuevo en esto de internet, lo de Facebook me suena aún muy lejano y no sé si algún día seré capaz de entrar. El otro día ayudé a mi hijo a hacerse un Twenti y me quedé curioseando. No veía algo a lo que agarrarme y me descolgué. Por eso me entero de la misa mitad, y lo de la campaña se me había pasado por completo. Me pareció algo ingenioso y poco más.

No puedo estar de acuerdo con lo de las hipotecas. Cuando dices "Hipotecar a la gente en bonanza", es como decir que cajas y bancos nos han adjudicado por ley una hipoteca a cada ciudadano y no es eso. Quien ha querido comprar pisos a los precios que los ponían han favorecido el disparate del mercado inmobiliario. Era previsible que lo que se compraba por 35 no valiera eso ni de broma. Ni en el momento de la compra ni después. Y quien ha vivido al límite o por encima de sus posibilidades, es porque no ha hecho cuentas con lo que tenía. El mercado de productos básicos no se regula solo, ya lo hemos visto, pero tampoco los ciudadanos somos tontos integrales y cuando nos van engañar nos damos cuenta. Lo peor es que nos hemos dejado.

Siempre hay solución para todo. Y está más próxima de lo que creemos porque no hay gobernante que apriete la soga alrededor de su cuello creyendo que lo hace en el de los demás. Lo de los "brotes verdes" era una bonita metáfora económica, pero los indicadores que nos llevan fuera de un cuadro crítico son innegables por más que digan en Intereconomía o se empeñe la Espe.

Veía las tertulias de esa cadena con el mismo interés que miro los programas del corazón. Tres, cuatro y hasta cinco veces, pero más no. La caspa y la paranoia es tan intensa, que ya no se puede aguantar. Si la gran mayoría de los tertulianos me parecen peligrosos, Prada me resulta vomitivo. Cada vez que lo oigo, como al Sánchez Dragó, cambio rápidamente a otra cosa, aunque sean anuncios.

Te agradezca mucho la información, tus opiniones y, sobre todo estas charletas que me encantan.

Hasta pronto

Mameluco dijo...

Yo no estoy muy seguro del todo que un amplio espectro de la población, si no es gilipollas, sigue la corriente y se hipoteca porque ve al vecino que lo hace. Y se compra un coche más grande. Tenemos que tener en cuenta que las personas somos (en su mayoría) personas envidiosa y codiciosas.
Yo no niego que estemos saliendo de la crisis. Lo que afirmo es que los carroñeros perrodistas y la ultraderecha han salido del armario. Ya no se esconden en falsas etiquetas centristas. Y eso gusta a mucha gente (en lo de que somos gilipollas no iba muy desencaminado). La gente es manipulable -todos nosotros-. Y veremos a ver lo que pasa.

No se meta en el Tuenti que allí solo hay fotos de adolescentes haciendo burradas, fumando porros y enseñando las tetas, jajaja, y ya de paso pegándoles patadas al pobre diccionario (exagero, pero es para un público joven). En Facebook hay cosas más interesantes.

Siento ser rolloso, pero es que mi negativismo me lleva por esos derroteros.

Pilar dijo...

Existe esa y unas cuantasmil más, porque toda es lo suyo. Yo sinceramente creo que la crisis tienen que pagarla los que la originaron, que no somos todos, sino unos cuantos conocidos, otros por conoer, y sobre todo, si la cisis es crisis, un par de pelotas y a cambiar el mundo. La pólítica es pura estética, aunque yo no sepa por qué cambiarla.

Besazos

M.M. Clares dijo...

No creo que sea la política la que haya que cambiar. Creo, más bien, en un cambio hacia una democracia mucho mas participativa y representativa. No podemos seguir con una ley electoral como la que hay y no se puede permitir ya que la ética sea una asignatura pendiente allí donde debería ser una presencia constante. Con ese par de ajustes lo mismo seguimos otros treinta años más sin que se note demasiado que no hay un sistema perfecto de gobierno.

De economía y crisis voy bien servido. También de mucha gente que ha estado atando perros con longanizas y que ahora cree que la culpa es de otros. Ya sabes qué pasa con los ríos revueltos, que sólo los que pueden pescar sacan algo en claro. Los demás miramos cómo va la pesca y nada más.

Nos vemos pronto.